Es noviembre de 2021, unas antorchas iluminan la noche sobre el puente de Behobia. Un cuerpo múltiple se concentra contra la violencia de la maquinaria securitaria, en un acto de denuncia por la muerte de Sohaïbo Billa en el Bidasoa. Es probable que, entre luces, otras personas estén cruzando la frontera clandestinamente en esos precisos momentos.
«La frontera del Bidasoa tiene su propia forma de articular poder y movilidad»
El río Bidasoa traza un paso fronterizo que exhibe el despliegue ritualizado de la violencia: un sistema de vigilancia cada vez más sofisticado y un racismo estructural que persigue y criminaliza. La frontera no termina en el territorio: se desplaza como línea física a los cuerpos que huyen, impregna la piel.
En esta atmósfera «de hierro y fuego», la persona migrante en movimiento y la red de acompañamiento solidario componen una coreografía de resistencia fugaz, transitoria como la luciérnaga pero, sin embargo, resistente. Con ambición teórica y literaria, Ignacio Mendiola trenza ese relato de huida, violencia y apoyo, allí donde el poder estatal ha dibujado u