Este libro analiza el impacto que la Gran Guerra tuvo en dos países que se mantuvieron neutrales durante todo el conflicto: España y Argentina. Ambos Estados fueron muy relevantes en la concepción de las políticas de las potencias beligerantes y demostraron que la guerra tuvo una influencia global y afectó profundamente a territorios alejados de las trincheras. El autor se centra en tres aspectos, que examina dinámicamente desde una perspectiva transnacional: la neutralidad como espacio de disputa entre los sectores favorables a los bloques en pugna y su relación con la política local, el debate sobre qué posiciones debían asumirse para garantizar un mundo en paz y las polémicas sobre las naciones y las supranaciones (hispanismo, latinismo, panamericanismo). En estos procesos, la radicalización que estalló en 1917 fue fundamental para el desarrollo del extremismo político posterior al armisticio. Como en el conjunto de Europa, en España y Argentina la Gran Guerra no terminó en 1918. Sus huellas se expresaron en las décadas de 1920 y 1930.