Todo empezó en los ochenta, cuando un Houellebecq se topó con un libro de aforismos de Schopenhauer y descubrió en él a un alma gemela. Ese encuentro acabó desembocando en este libro, una suerte de diálogo entre dos personas separadas por el tiempo pero unidas por la fiereza del pensamiento. Houellebecq elabora una perspicaz lectura de la obra del filósofo alemán.