Estos catorce relatos que Kafka publicó en 1920 reúnen narraciones visionarias cuyos protagonistas—el médico que acude al lecho de un paciente una noche de tormenta, el artesano cuya ciudad ha sido invadida por una temible tribu nómada, el mensajero imperial que jamás llegará a su destino—son hijos de una época en que la vida ha quedado entregada a una lógica impenetrable y la comprensión del mundo resulta inconcebible. Si estos relatos nos siguen atrapando y ejerciendo, como señaló Hannah Arendt, «una fascinación tan profunda y duradera que de pronto una experiencia cualquiera nos revela su sentido» es porque al cabo de un siglo aún describen nuestro tiempo.