Este libro recoge una buena parte de las entradas que José Manuel Benítez Ariza ha dedicado en su diario en los últimos doce años a K -su gata-. Se dirá que este centenar de páginas son pocas para tanto tiempo. Sí y no, según se mire. Los gatos son elusivos y una de sus habilidades es la de estar sin estar. La casa es grande y espaciosa y la gata dormida sólo ocupa un pequeño rincón en el lugar más cálido o fresco, según la estación. En el resto ocurren cosas que aparentemente nada tienen que ver con ella. Pero de algo podemos estar seguros: cualquier movimiento -de José Manuel, de M.A., de su hija C., de su perro, del gato del vecino, de las abejas que han anidado en el hueco de la persiana, de los libros que crujen es registrado por ella con un desdeñoso