«Un destacado cultivador de la inventiva humana [?]. Hay un fondo lúcido, incluso paródico, en su obra que cuestiona la lógica general.» Fernando Aramburu «Una novela desternillante y desvergonzada, que practica el humor en sus más diversas variantes: el negro y el verde, el absurdo y el grotesco?» Pablo Martín Sánchez Publicada por primera vez en 1947, y atribuida entonces, como si correspondiera a una persona real, a la ficticia escritora irlandesa Sally Mara,áSiempre somos demasiado buenos con las mujeresáfue reeditada en 1971 como «novela de Sally Mara» firmada ya por Raymond Queneau, pero «traducida» por Michel Presle. Este juego de falsas cajas chinas da por sí solo una idea de la peculiarísima textura del libro. Siempre somos demasiado buenos con las mujeresáse sitúa en la insurrección irlandesa de 1916 para erigir una creación divertida y grotesca a un tiempo que constituye, en última instancia, un apólogo moral contra la violencia, envuelto en una chirriante, apocalíptica y sorprendente maquinaria verbal. Siete irlandeses armados asaltan una estafeta de correos y, mientras resisten el sitio del ejér