Con un lenguaje de profunda riqueza y, sin embargo, luminoso, el autor nos adentra por los diferentes paisajes vitales que ocupan su memoria pasada y reciente, sin por ello desdeñar aquello que se encuentrafuera del ?yo? en su búsqueda por una respuesta colectiva aldesasosiego; quizás, por ese motivo, Rotura no es un libro que nostraslade a una casa cerrada donde
suceden hechos, sino a un bosquecolmado de altos árboles y rincones oscuros donde la fauna avícolaejerce en ocasiones de punto de fuga. Y, al fondo, un mar que aúna lainfancia, el hogar, el amor, lo carnal, el dolor, la duda o elinstinto maternal del propio autor desde su experiencia particular. Ytambién nos sorprende con poemas en los que aparece su facetaprofesional, entre los que se destaca el tono de misiva, como porejemplo, en el que dirige a Carmen Conde, principal sujeto deinvestigación y de admiración de nuestro autor.