La epidemia de suicidios que barrió Alemania al caer el nazismo.
En 1945, el Tercer Reich cayó y Adolf Hitler se suicidó en su búnker de Berlín. Pero no fue el único que decidió acabar con su vida. Con la caída del régimen nazi, miles de alemanes de a pie se ahorcaron, pegaron un tiro, envenenaron o ahogaron, siguiendo al Führer a la muerte. Muchas de estas muertes fueron provocadas por el terror ante el avance de las tropas soviéticas o por los sentimientos de culpa, pero, como sucede a menudo, la explicación no es tan sencilla.
Florian Huber explora con maestría el porqué de este terrible fenómeno. Alemania no ha sido el único país en perder una guerra, pero en ningún otro lugar se respondió de manera tan cataclísmica. Otros países, como Japón, tenían una cultura del suicidio por honor, pero no así Alemania. ¿Qué llevó, pues, a familias enteras a acabar con sus vidas, incluso a matar a los niños y bebés?