Examinando en fin, sus encontradas piezas, su retrete, su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo... Comprendiendo que él sabe que le quiero. Que le odio con afecto y no es, en suma, indiferente... Considerando sus documentos generales y mirando con lentes aquel certificado que prueba que nació muy pequeñito... le hago una seña , viene y le doy un abrazo, emocionado. ¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...