Pocos nombres han alcanzado la altura de Calderón de la Barca en la historia del teatro universal. Domina las técnicas más audaces del teatro del Siglo de Oro y, recogiendo el testigo del arte nuevo lopesco, lo trasciende por su fuerza dramática y su dominio del lenguaje, por su maestría a la hora de elaborar las tramas y crear caracteres profundamente humanos. Por ello ponemos a disposición del lector las ocho comedias esenciales de su producción dramática prologadas por Ignacio Amestoy. De su mano, apreciaremos la genialidad de don Pedro, así como el peso del espíritu jesuítico en su formación intelectual y la huella del Concilio de Trento en el teatro áureo. Un repertorio que nos revela la versatilidad del dramaturgo para todo tipo de escenarios. A través de la lectura lo veremos pasar de las comedias históricas (La cisma de Ingalaterra, El príncipe constante) a las de capa y espada (Casa con dos puertas mala es de guardar). De reflexionar sobre una sociedad que asfixia al individuo en defensa del honor (El médico de su honra o El alcalde de Zalamea), a demostrar su habilidad cómica en La dama duende y un