Este libro analiza la emergencia de dos actitudes morales en Europa -el individualismo y el colectivismo-, y sus respectivas concepciones del Estado. Oakeshott afirma que, en la moral y la política colectivista de la solidaridad, subyace el miedo a la libertad de ciertos individuos, que sienten ésta más como una carga que como un estímulo, y con este diagnóstico evidencia su clara apuesta por el individualismo. Por todo ello, esta obra sirve como marco de referencia para reflexionar sobre el complejo papel del Estado en la sociedad actual.