La inserción de las matemáticas en el estudio del juego ha supuesto, desde hace ya más de un siglo, una simbiosis perfecta que alimenta, por un lado, el avance hacia la partida de ajedrez perfecta y, por otro, el desarrollo de nuevas mejoras en campos como el de la programación informática o la inteligencia artificial. Grandes matemáticos como Claude Shannon o Alan Turing, que contribuyeron sobremanera a los avances de la ciencia de la computación, volcaron parte de sus ideas en la aplicación al juego del ajedrez como forma de perfeccionamiento.