A este gato le encanta el pescado, y su adorada familia siempre se lo da cuando lo pide. El problema es que hace tiempo que no recibe su pescado. Algo le da MALA ESPINA.
Cuando un gato quiere pescado, no le vale otra cosa. Y, encima, traer un bebé a casa no ayuda demasiado. ¿Quién se lo esperaba? ¡Desde luego este gato tan celoso no!