FLAUBERT, GUSTAVE / BARJAU CONDOMINAS, TERESA
En otoño de 1856, tras casi cinco años de escritura
obsesiva, Gustave Flaubert daba a la prensa
Madame Bovary, una obra que estaba destinada a
convertirse en un clásico equiparable al Quijote. En
su genial novela, el escritor francés relataba la
existencia gris y atormentada de Emma Rouault, una
mujer soñadora e insatisfecha que, para escapar al tedio de la vida matrimonial y
provinciana, se entrega primero a un aristócrata libertino y después a un pasante de
notario. La mediocre heroína, plagada de contradicciones y obnubilada por la lectura
de novelas romanticoides, no se resigna al papel de esposa y madre que el destino le
ha deparado y, en su búsqueda de la felicidad, se deja llevar por la pasión y el
autoengaño hasta que acaba convertida en una figura trágica. Flaubert disecciona a su
protagonista con fría impasibilidad, pero a menudo simpatiza también con esa mujer
fantasiosa de corazón desbordado que se rebela contra un orden burgués que el
propio escritor detestaba. El sarcástico retrato de esa sociedad vulgar y de la
desdichada Emma, compuesto con una elaboradísima prosa de exquisita perfección
formal, revolucionó el arte de la novela y dejó una estela de notables imitadores.
Una novela de tal calado merecía la memorable traducción llevada a cabo por Javier
Albiñana y las hermosas ilustraciones al pastel encargadas expresamente para esta
edición al artista norteamericano Gary Kelley. La obra ha sido prologada y anotada
minuciosamente por los catedráticos de literatura Teresa Barjau y Joaquim Parellada.