Macbeth es una de las tragedias más leídas y escenificadas de Shakespeare. El protagonista, un guerrero distinguido, se transforma en asesino despiadado consumido por la duda y la ambición. William Shakespeare sigue siendo estudiado desde diversas perspectivas y disciplinas por su óptimo conocimiento de las pasiones humanas.
En una excelente traducción de Ángel-Luis Pujante, Harold Bloom nos muestra la transformación del personaje, adentrándose en su interioridad con perspicacia, agilidad y una alta dosis de compasión. La lucidez de su lectura convierte a «Macbeth. Un puñal imaginario» en el perfecto colofón de una serie fundamental compuesta por cinco títulos: «Falstaff. Lo mío es la vida»; «Cleopatra. Soy fuego y aire»; «Lear. La
gran imagen de la autoridad»; «Yago. Las estrategias del mal y Macbeth. Un puñal imaginario».
Harold Bloom rinde homenaje una vez más a una de las mentes más prodigiosas e imaginativas de la literatura universal. El crítico dedicó sesenta años de su vida al análisis del corpus creativo de William Shakespeare. Cada uno de estos libros es una guía de viaje a nuestra interioridad, y cada personaje estudiado resulta esencial para comprender lo humano y sus elementos trágicos. La ambición y la ceguera de Macbeth, como sucedía en el Siglo V a. C., son espejos, extrañamente oscuros, mas al fin espejos que develan nuestra propia ineluctable fragilidad.
Macbeth nos muestra que el teatro es personal, no admite límites: en cada obra cabe el universo personal y original de la imaginación.