Antonin Artaud visitó México en 1936 con la única intención de conocer al pueblo tarahumara ?cuyo nombre significa «los de los pies ligeros», en referencia a su legendaria capacidad para correr largas distancias?. Fue un viaje iniciático del que esperaba obtener la confirmación material de sus intuiciones poéticas. Entonces, como ahora, México era considerado una reserva de ciertas potencias que comunican con las fuentes del pensamiento «primitivo», y Artaud quiso sumergirse en ellas en busca de los elementos que le permitieran continuar su trabajo de ?demolición? de la civilización occidental.
Los textos reunidos en este volumen relatan en primera persona las experiencias de aquel mítico y deslumbrante viaje, en el que Artaud se internó en las tierras de los indios tarahumara, convivió con ellos y asistió a las ceremonias del Peyote, siendo él mismo iniciado finalmente en sus ritos.
Por encima de la gastada y aburrida etiqueta de «maldito», la importancia de la obra de Artaud no ha hecho sino crecer desde su muerte. Así, planteamientos como el ?cuerpo sin órganos? o sus ideas sobre el ?teatro del crueldad? han ido poco a poco calando en el pensamiento crítico occidental hasta convertirse en elementos de primer orden, como lo demuestran las obras de Foucault, Derrida y Deleuze. En Los tarahumara, Artaud dejó algunas de las más bellas formulaciones de sus ideas, expuestas con una claridad a la que más tarde, cuando se internase en los territorios más oscuros de su pensamiento, no volvería a recurrir.