La poesía de Jacinto Lara, desdeñosa de cualquier pretensión formal y preciosista, invita al encuentro interior, al despojamiento y a la comprensión de la propia existencia desde la humildad de la duda. Sus poemas son composiciones que brotan de un instante presente, y ofrecen claves hermenéuticas que dialogan sin expectativas, como fluye la conversación entre dos amigos, con su obra pictórica en lo que podría concebirse como su sensibilidad más oriental, perfilando un territorio que nos evoca el espíritu del zen desde una fractalidad estética y postmoderna que trasciende con respeto y creatividad la gravedad de la culpa y del sentido.