Con su estilo inconfundible -sutil, a veces quirúrgico-, el autor de Los pichiciegos se despide con La introducción, una novela que desborda lucidez. La última novela de Fogwill -probablemente la que estaba corrigiendo antes de su muerte- es La introducción, una suerte de preámbulo para un epílogo. En ella se presenta a un narrador en una etapa avanzada de su vida, que visita dos veces por semana las Termas de Flores, un espacio de descanso suburbano donde practica diferentes actividades. Nada en una piscina climatizada, hace gimnasia con un grupo de mujeres, toma algo en el bar, camina por el campo de golf. Pero el ejercicio y el esparcimiento no son solo un pasatiempo, sino que sirven sobre todo de excusa para reflexionar sobre la vida y para introducirnos, a través de la escritura, en la conciencia del otro, la del lector. Reseñas:
«En ningún momento, aunque escriba en prosa, Fogwill deja de ser un poeta. Es un placer leer en voz alta sus textos aliterados, cacofónicos, polisémicos. Después de escuchar Sobre el arte de la novela, Jorge Luis Borges lo definió como un maestro de la elipsis.»
Federico Bianchini, Letras Libres «En La introducción, Fogwill despliega su singular capacidad de análisis con el fin de interpretar movimientos del cuerpo, flujos respiratorios y dinámicas sociales para volver a formular una de las preguntas que atraviesa toda su obra: qué significa pensar.»
Diego Erlan