Con la publicación de Las flores del mal, en 1857, Charles Baudelaire abrió de par en par a la modernidad las puertas de la poesía. En «Spleen e ideal» confrontaba la vida temporal del poeta con la esencial dignidad del arte. Las otras secciones abordaban temas recurrentes del autor: el hastío vital en la encrucijada de la gran ciudad («Cuadros parisienses»); la evasión a través de la bebida y los placeres, hasta desembocar en los paraísos artificiales («El vino»); el amor no correspondido, oscilante entre la sensualidad morbosa y el idealismo ingenuo («Flores del mal»); la rebeldía contra la tradición judeocristiana («Rebelión»); la invitación al viaje, frente a un medio social hastiado de sí mismo; y finalmente lo único que, a falta de paraíso en la tierra, concede el reposo eterno («La muerte»).Baudelaire no es un poeta de certidumbres sino de iluminaciones y contrastes; en su obra convergen el horror a la vida y el éxtasis de la vida, tradición e innovación, orden y aventura. Por todo ello, es una referencia imprescindible de la poesía moderna en cualquier idioma. Esta antología, que contiene lo esencia