La generación Z es la primera generación que no tiene recuerdos de un período de tiempo anterior a los teléfonos móviles, a Internet o a cualquier dispositivo electrónico. No es un tópico decir que la generación Z es única. Realmente son únicos. Son adictos a sus dispositivos inteligentes y esto tiene implicaciones para las escuelas y las familias. Cuando la generación Z se gradúe en la escuela secundaria, habrán jugado miles de horas a los videojuegos en sus dispositivos de mano y en monitores de pantalla plana destinados a los mini-estadios. La generación Z es blanda. Se dejan llevar por sus emociones y creen que pueden descubrir el conocimiento y la verdad por medio de estas emociones. Hacen todo lo posible para demostrarlo en las redes sociales y en publicaciones en línea con amigos, familiares y extraños. La generación Z tiene un profundo sentido de sus derechos, que supera incluso a los Millennials, y que se corresponde a algo más que a un simple toque de narcisismo. Como investigador y teórico de la educación, el autor profundiza en esta generación para conocer a fondo a estos estudiantes. Pretende ayudarles a aprender más sobre ellos mismos. Busca comprender qué es lo que hace que la generación Z funcione y qué es lo que los marca. También quiere comprender las formas en que la generación Z aprende, ahora que se han vuelto tan dependientes de su tecnología.
Los educadores se preguntan qué pueden hacer y quieren tener éxito en su intervención pedagógica. También la generación Z quiere tener éxito. Es hora de descubrir las mejores maneras de lograr el éxito para ambos. El libro muestra posibles maneras de ayudar a los profesores en sus luchas sobre qué hacer con una generación distraída, adicta a sus dispositivos e incapaz de concentrarse durante más de unos segundos en una sola cosa.