Había una vez un hombre que creía poseerlo todo y se dispuso a inspeccionar lo que
era suyo."Eres mía", dijo Fausto a una flor, a una oveja, a una montaña... Pero como
todo esto no le bastaba, tomó un barco y se hizo a la mar. La prepotencia y
arrogancia de Fausto, así como su creencia de que lo puede poseer todo, le impiden
entender a la naturaleza, lo cual, irremediablemente, lo abocará a su destrucción.