Los cuentos que un frío académico narra a su pequeña antes de irse a dormir se entremezclan con las historias de un grupo de padres con hijas perdidas que se reúne cada semana, en el piso treinta y tres de una fábrica de paraguas abandonada, para paliar el dolor. A estas fábulas sobre las pérdidas de Dorothies y Alices, se une un coro de voces de niñas macabras en las que resuenan autoras como Mary Shelley, Charlotte Brontë, Charlotte Perkins Gilman o Virginia Woolf. El círculo de las hijas perdidas es un sorprendente cuento gótico que fusiona la tradición oral del folclore con la experimentación estilística, en el que se borran las distinciones entre género e identidad, historia y alegoría, y se exploran cuestiones como el significado de las relaciones entre padres e hijas, la identidad sexual en la infancia y la adolescencia, los nuevos modelos de masculinidad o qué posos ideológicos arrastran la narraciones con las que nos criamos.