Éramos demasiado débiles. No fuimos capaces de adaptarnos, de ver lo que se nos venía encima. Seguimos andando, comiendo, follando, escribiendo, comprando, respirando, concentrados en nuestras miserias, acudiendo al trabajo con normalidad... asumiendo que eran leves variaciones en nuestra rutina, sin sospechar que el mundo que conocíamos había llegado a su fin.
La realidad perdió su consistencia y ahora habitamos un nuevo escenario en el que convivimos con relatos que parecen surgidos de una mente enferma: antiguas leyendas se corporizan, personas que renacen, se duplican o desaparecen, objetos que cobran vida, jóvenes que se comportan como mutantes...
Me contrataron para mentir, para justificar las singularidades, para convertir lo inexplicable en razonable. Tras los accidentes del Día Cero las desviaciones infectan la Tierra. Debo proteger a la gente de sí misma y ayudar a mantener el orden. Sin embargo, he llegado a la conclusión de que para luchar contra un monstruo, hay que convertirse en otro.
Junto a sus dos anteriores novelas, Contra los lobos (2016) y Con el frío (2015), conforma una trilogía temática que da cuenta de los tiempos en que vivimos: el miedo como forma de control, la creación interesada de la realidad, la guerra silenciosa o la complejidad de un mundo totalmente conectado e incapaz de una comunicación efectiva.