Hay que volver, dice Bourdieu, a los conceptos fundamentales, no meramente para hacer divulgación sino para transmitir en qué consiste el trabajo del investigador y hasta qué punto se empobrece o se automatiza si se lo da por sentado. Para eso, hay que desafiar el sentido común que nos dice que el sociólogo estudia las estructuras y los procesos susceptibles de un análisis estadístico independiente de los individuos, o bien que sólo se ocupa de los sujetos concretos y las interacciones observables entre ellos. Más que un compendio de conceptos cerrados, estas lecciones transmiten un modo de pensar original, el taller en que se forjan el compromiso y la apuesta de un investigador. Constituyen así un manual de lujo y una gran introducción a la sala de máquinas de la sociología. Si todo está en Bourdieu, aquí está todo Bourdieu.