El juego preferido de Nino es hacer volar la cometa, pero un día se le escapó. Le preguntó al viejo árbol, a los peces, a sus vecinos, a la abeja, hasta que un pájaro le dio una pista y le llevó hasta las nubes, donde encontró al dragón herido que había usado su cometa para arreglar su ala rota. Y así se hicieron amigos.