Cazo vientos como un modo de sobrevivir a mis propias derrotas, a la vorágine del ahora que pervierte quimeras e ilusiones, a las tormentas que llegan y nunca sabes cuándo se van a marchar. Cazo vientos para conjurar el desconsuelo, la zozobra, el frenesí, el deseo, las ansias de libertad... incluso cuando la mar está en calma, cazo vientos.
Sin embargo, en el trasfondo de este poemario subyace la búsqueda de esas galernas favorables que hagan de la vida una aventura, periplo de una existencia plena con rumbo a lo desconocido y singladura perfecta entre brisas y tempestades. Quedas invitado, lector, a cazar vientos conmigo.