La música de color negro, que germinó en Estados Unidos a finales del siglo XVIII, polinizó tres grandes géneros musicales: blues, jazz y soul, cuyos frutos se extenderían por todo el país a principios del siglo XX. Extraordinarios letristas pusieron palabras al ritmo de estos géneros: Irving Berlin, Cole Porter, Oscar Harmmerstein II, Ira Gershwin, etc., que serían interpretados por inolvidables cantantes: Billie Holiday, Bessie Smith, Louis Armstrong, Ella Fitzgerald, Ray Charles, Aretha Franklin, Frank Sinatra, Nina Simone o Chet Baker, a la vez que una saga de legendarios músicos poetizaban sus propios textos: Robert Johnson, Blind Lemon Jefferson, Willie Dixon, Otis Redding, Sam Cooke, Charles Mingus, Marvin Gaye, etc. A partir de los años sesenta, la influencia de estos géneros marcaría la obra de nuevas generaciones de compositores que darían voz a los profundos sentimientos y las calladas necesidades de su propio tiempo, artistas de la talla de Van Morrison, Randy Newman, Stevie Wonder, Tom Waits, Joni Mitchell, Rickie Lee Jones, Norah Jones o Amy Winehouse. Un festival poético, desarrollado a lo la