Durante siglos se ha creído que la cultura es estrictamente una hazaña humana. ¿Y si no es así? Los genes no son el único factor que hace que nos convirtamos en quienes somos. La cultura también es una forma de herencia. La cultura almacena información importante, no en el acervo génico, sino en la mente. ¿Qué sería de las distintas especies y de los individuos que las componen si los mayores no transmitieran conocimientos y habilidades como dónde encontrar agua y alimento, en quién nos podemos apoyar y quién nos puede hacer daño, cómo se organiza nuestra comunidad, cómo comunicarnos a través de la palabra, del canto o de los gestos? ¿Cómo nos adoptaríamos a los cambios constantes de nuestro entorno si nadie nos transmitiera nada? Carl Safina, como ya hizo en su anterior libro Mentes maravillosas, vuelve a fascinarnos y a expandir nuestra comprensión del mundo que nos rodea, esta vez a través de tres culturas de seres distintos de los humanos en algunos de los lugares salvajes que todavía quedan en la Tierra. Muestra cómo si eres un cachalote, una guacamaya roja o un chimpancé, también experimentas tu vida con la comprensión de que eres un individuo en una comunidad particular. Todos ellos pueden cuidar a sus crías, admirar la belleza o negociar la paz entre grupos y ser distintos de sus congéneres. Al mostrar como otros seres enseñan y aprenden, y lo que ocurre constantemente más allá de la humanidad, Safina ofrece una visión privilegiada de la vida en nuestro planeta, y ayuda a responder a una de las preguntas más urgentes para los humanos: ¿con quién estamos en este mundo?