Muchas veces, solo una situación extrema es capaz de interrumpir la inercia y obligar a una persona a cambiar la dirección de su vida. Sara Castillo, una joven tímida e insegura, sale ilesa de un atentado islamista gracias a una reacción de última hora y a la desesperada: proponiéndole un pacto al terrorista que está a punto de matarla. Esa disparatada ocurrencia le evita la muerte, pero la obligará a enfrentarse a sus miedos, a sus complejos, y a plantearse la necesidad de darle un giro a su vida. Con una peculiar mezcla de drama y humor, y una prosa tan limpia e inteligente como capaz de conmover, Chelo Sierra propone con Setenta y dos vírgenes una novela que resulta adictiva desde la primera página, ágil, actual, a veces muy directa, y a veces poética, sobre la fe o la falta de esta: la buena y la mala, la que anima y la que ciega, la que engrandece y la que anula, la de Sara Castillo, y la de Kamal, el terrorista casi adolescente dispuesto a cualquier cosa por defender sus creencias.